¿SON ETICAMENTE NEUTRAS LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA?
La naturaleza ética de la ciencia y de la tecnología
Con frecuencia se piensa al conocimiento científico como desvinculado de los intereses, los valores y las pasiones de los seres humanos. Pero los conocimientos científicos no son ajenos a nada de eso. Más bien la ciencia es un organismo dinámico compuesto por prácticas, acciones e instituciones orientadas hacia el logro de fines, en función de deseos, intereses y valores.
La posibilidad de que el conocimiento científico y la tecnología se usen para bien y para mal, ha dado lugar a concepciones encontradas acerca de su naturaleza y de los problemas éticos que plantean.
Se pueden identificar dos concepciones al respecto:
“Neutralidad valorativa” de la ciencia y la tecnología
De acuerdo con esta posición, la ciencia y la tecnología no son ni buenas ni malas por sí mismas. Su carácter positivo o negativo, desde un punto de vista moral, depende de cómo se usen los conocimientos, las técnicas y los instrumentos que estas ofrecen a los seres humanos. Para esta concepción, los conocimientos científicos y la tecnología, ofrecen medios para llegar a fines determinados. En todo caso, los problemas éticos, surgen al elegir los fines, es decir, son esos fines los que pueden ser buenos o malos desde el punto de vista moral.
Esta perspectiva supone que las teorías científicas tienen el fin de describir y explicar hechos que no es su papel hacer juicios de valor sobre esos hechos. La aplicación de la tecnología (la decisión de obtener “X” fin) es independiente del tecnólogo; éste se limita solo a ofrecer los medios adecuados para la obtención del fin.
Desde esta concepción se puede citar el ejemplo del capítulo “Museo negro” de Black Mirror. En las diferentes historias, los agentes intencionales, utilizan a las personas como medios para lograr sus fines sin considerar las posibles consecuencias éticas y morales del uso de sus tecnologías, técnicas y/o artefactos.
Ciencia y tecnología como “sistemas de acciones intencionales”
Según este análisis, la ciencia y la tecnología no pueden concebirse como indiferentes al bien y al mal. Ambas son entendidas como sistemas que incluyen a los agentes que intencionadamente buscan ciertos fines, en función de determinados intereses, para lo cual ponen en juego creencias, conocimientos, valores y normas. Estos también forman parte de esos sistemas, y sí, son susceptibles de una evaluación moral. Ciencia y tecnología, desde esta concepción, no son éticamente neutrales.
Técnicas, artefactos y sistemas técnicos
Técnicas: Son sistemas de habilidades y reglas que sirven para resolver problemas. Se inventan, se comunican, se aprenden y se aplican.
Artefactos: Son objetos concretos que se usan al aplicar técnicas y que suelen ser el resultado de las transformaciones de otros objetos concretos. Se producen, se fabrican, se usan y se intercambian.
Ni las técnicas ni los artefactos existen al margen de las personas que las aplican o los usan con determinadas intenciones.
Sistemas técnicos: Constan de agentes intencionales (es decir por lo menos una persona que tiene alguna intención), de al menos un fin que los agentes pretenden lograr, de objetos que los agentes utilizan con propósitos determinados, y de al menos un objeto concreto que es transformado.
Los resultados de la operación de un sistema técnico, es decir, los objetos transformados intencionalmente por alguna persona pueden ser: aparatos, sucesos, procesos o modificaciones de un sistema. Tanto los sucesos, los procesos como las modificaciones de los sistemas naturales, son artificiales, por lo tanto deben considerarse también como artefactos.
Los sistemas técnicos que forman parte de la tecnología, incluyen a las personas y a los fines que estas persiguen intencionalmente, al igual que los conocimientos, las creencias y los valores que se ponen en juego al operar esos sistemas para tratar de obtener las metas deseadas. Al plantearse fines, los agentes intencionales, lo hacen contra un trasfondo de creencias y valores, por lo tanto los sistemas técnicos también involucran creencias y valores. Por lo tanto, al ser capaces de decidir, los agentes intencionales, también pueden hacer un seguimiento de sus acciones, y corregir sus decisiones y sus cursos de acción. Los problemas éticos, en este caso van a surgir en torno a las intenciones de los agentes, los fines que persiguen, los resultados que se producen (intencionalmente o no), así como también en torno a los deseos y los valores de esos agentes.
Tres principios morales a tener en cuenta
• Tratar a las personas siempre como un fin y nunca como medios,
• respetar a las personas como agentes autónomos, es decir, como sujetos capaces de tomar decisiones y realizar acciones en base a ellas, sin engaños ni coacción de nadie más; y
• no dañar o producir un sufrimiento a una persona si no hay alguna razón suficiente que lo justifique.
En este último principio, una razón que justificara un daño o sufrimiento, sería por ejemplo, el caso de una mujer que se encuentra por dar a luz de manera natural y por determinados motivos médicos requiere de una cirugía (cesárea) para completar el parto.
Fines, medios y valores en ciencia y tecnología
Tanto la ciencia como la tecnología incluyen complejos de acciones intencionales, en los que los agentes que forman parte de ellos se proponen alcanzar ciertos fines, poniendo en juego ciertos medios. Cuando los agentes realizan ciertas acciones, obtienen resultados efectivos, pero resulta que alguno de esos resultados coinciden con los fines perseguidos de manera intencional por ellos, y otros, en cambio no. Es decir que hay resultados que escapan a las intenciones de los agentes. Por ejemplo: Cuando se diseñaron los automóviles con motor a gasolina, uno de los fines pudo haber sido el hecho de contar con un medio de transporte más veloz que los caballos, y no depender de los animales; pero estos transportes a gasolina han tenido también como resultado la contaminación de la atmósfera, lo cual ha sido un resultado no intencional, ya que se puede suponer que nadie diseñó esto con el fin explícito de dañar el ambiente.
Elecciones racionales
Cuando los agentes deciden poner en juego medios adecuados para obtener los fines que persiguen, estamos frente a una elección racional. Si los medios son inapropiados, se trata de una elección irracional.
La racionalidad de medios a fines
Una elección de medios para alcanzar ciertos fines es racional si esos medios son adecuados para alcanzar esos fines (dejando de lado la elección racional de los fines).
La racionalidad de los fines
Esta consideración es muy importante para las evaluaciones éticas en la ciencia y la tecnología. Desde ese punto de vista, siempre debemos analizar si esos fines resultan o no compatibles con valores y principios que aceptamos como fundamentales desde el punto de vista moral. También la evaluación de resultados no intencionales es importante para juzgar las técnicas.
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